domingo, 23 de mayo de 2010

¡¡Cómo conocerse a uno mismo!!


Los adolescentes no se conocen a sí mismos. No tienen buenas respuestas para las preguntas que se hacen con frecuencia: ¿Quién soy? ¿Qué quiero yo de la vida? ¿Cómo me gustaría ser?...

Sufren un cambio de personalidad muy fuerte en poco tiempo y se ven inmersos, de pleno, en el proceso sin capacidad para comprenderlo.

Porque es menos posible aún para quien lo está viviendo que para quienes lo observan desde fuera.

Una de las dificultades de los adolescentes consiste en que están "atrapados" afectivamente por los cambios. Les impacta en su ánimo y en su forma de ser, lo que condiciona mucho el análisis de su propia realidad.

Por otra parte, su pretensión de actuar de forma autónoma (llevando además la autonomía al extremo de no aceptar ayudas) coloca a los chicos y chicas en una situación muy desfavorable.

La ingenua autosuficiencia queda en evidencia continuamente ante problemas nuevos que no son capaces de afrontar.

Los errores y desaciertos realimentan así la inseguridad típica de los adolescentes. Ocupados en proteger un yo débil con mecanismos de defensa muy variados (ensoñación, evasión, fabulación,etc.), apenas les queda tiempo y disposición para reflexionar acerca de cómo es ese yo.

Necesitan una ayuda para conocerse, para saber hacia dónde se dirigen, para darse cuenta de qué acontecimientos son trascendentales, cuáles importantes y cuáles triviales.

Conocerse mejor

Son muchos los aspectos en los que los adolescentes necesitan conocerse mejor. Pero cuatro son fundamentales:

1. Aptitudes y habilidades. No caen en la cuenta de sus posibilidades, por la resonancia afectiva que conllevan. Un chico puede tener una gran capacidad para hacer amigos pero cierto desdén de un compañero o amiga podría hacerle creer que nadie le entiende.

Hay que informarles, con objetividad, de sus habilidades y también de sus defectos (para ayudarles a superarlos).

Poco a poco experimentarán que, efectivamente, los poseen.

2.-Intereses, preferencias, motivos radicales. El insuficiente conocimiento de sí mismos que suelen tener los adolescentes se pone de manifiesto en el momento de adoptar una decisión relacionada con su futuro profesional.

No es infrecuente que elijan una carrera o una ocupación para la que están pocos dotados o que no les interesa realmente. Ello evidencia un desconocimiento tanto de lo que pueden como de lo que quieren.

3.-Tipo de carácter o personalidad. Los adolescentes desconocen (mejor, no tienen la experiencia) que existen diferentes tipos de personalidad: los melancólicos, los extrovertidos, los que aceptan bromas... Y ello puede suponer causas de conflictos.

Por ejemplo, a una adolescente demasiado "preocupona" hay que hacerle ver que ella tiende a ver lo que sucede como problema; este es el primer paso para que sea más realista.

4.-Criterios y conducta moral. Por último, los adolescentes también necesitan conocerse mejor en cuanto a los criterios por los que actúan.

Hasta la pubertad habían disfrutado haciendo caso a sus padres, especialmente cuando se les planteaban retos.

Pero ahora, entra en crisis cualquier regla y se cuestionan comportamientos; pero, a pesar de todo, siguen necesitando un sistema de valores por el que guiarse.

Mucho se ha escrito y mucho se ha hablado acerca de la adolescencia y cuando se la asocia con la palabra sexualidad se nos vienen a la cabeza datos y estadísticas: aumenta cada año el número de embarazos no deseados, polémica acerca de la facilitación de la píldora del día después, las primeras relaciones sexuales suelen ser sin protección, el consumo de alcohol y la espontaneidad como causa de la no utilización del preservativo,…de esto ya hemos debatido mucho, de esto ya sabemos mucho. Me gustaría cambiar el alarmante y real discurso por otro no menos real.

Qué cambios experimenta el cuerpo y cómo lo viven los chicos y las chicas, la atracción, el enamoramiento, el amor, el ideal de belleza, el interés por la erótica, la primera vez, el papel que juega la educación sexual Todos estos son elementos que tienen que ver con la sexualidad y que se viven de forma intensa en esa etapa de la vida. Y, aunque cada persona en función de su educación, sus experiencias, su personalidad, lo vive de forma única y peculiar, encontramos que se pueden distinguir dos formas sexuadas de vivir esta realidad, la de los chicos y la de las chicas.

Cada hombre y cada mujer lo es a partir de unos caracteres sexuales primarios (los genitales) y unos caracteres sexuales secundarios que son efecto de los primarios: vello corporal, distribución de la grasa, estatura, peso, desarrollo muscular, voz,…tanto los caracteres sexuales primarios como los secundarios tienen unos referentes en lo biológico.

Pero en la construcción del sexo (hombre-mujer) no solamente son determinantes las cuestiones puramente biológicas, también hay continuas e inevitables influencias de roles, estereotipos, expectativas sociales (lo que la sociedad considera más adecuado a uno u otro sexo), criterios educativos, estos son los caracteres sexuales terciarios (o género desde otros enfoques). La conjugación de todos estos elementos da lugar a personas muy distintas unas de otras.

Creo que todos los aquí presentes estamos de acuerdo en que existe cierta unanimidad en la expectativa social de cara al sexo, qué se espera de un hombre y de una mujer. Aunque esto va cambiando de unas generaciones a otras, se intuye un cierto hilo conductor. Cada cultura tiene unas líneas de expectativa que son percibidas (implícita o explícitamente) por cada persona y cada persona se adecua como puede a esas expectativas. Ser chico no es sólo etiquetarse y que me etiqueten como chico, también es una tendencia a actuar de una determinada manera. Idem con las chicas.

http://www.kewego.es/video/iLyROoafYYXz.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario